jueves, 29 de enero de 2009

Gracias a los seguidores del blog

Hola lectores:

Hoy les quiero agradecer su constante presencia en éste medio. No importa si causan polémica, si están de acuerdo o no o sólo leen. Son bienvenidos. Para eso son éstos espacios.

Sigan blogueando, that's the stuff the dreams are made of....

martes, 27 de enero de 2009

La inmediatez

Hipótesis: Existe una relación empírica que limita a los seres humanos entre dos variables, el coeficiente intelectual y la inmediatez. 

Entiéndase la inmediatez como la duración del período antes y después del momento actual en el que el sujeto tiene conciencia de la situación que le rodea. En dicho período aprende, hereda conocimiento, madura como ser humano y se desenvuelve emotiva, sicológica y sociológicamente y recuerda. 

La limitación radica en el hecho que –aparentemente- la inmediatez tiene una relación directamente proporcional con el coeficiente intelectual. 

Realicé una práctica en 45 individuos mexicanos, 23 hombres y 22 mujeres; de distinto estrato social, desde el de ingresos de 1.2 salarios mínimos vigentes en el Distrito Federal, hasta el de 18 veces el valor de referencia. 

La aplicación del nivel de inmediatez, consiste en la evaluación en el sujeto de un test de sesenta preguntas en el que aparecen las preguntas siguientes (es una muestra): 

Qué tan seguido le suceden las siguientes situaciones (conteste muy seguido, a veces, rara vez, nunca): 

1)      Olvido las llaves de mi casa en algún otro lugar

2)      Olvido la contraseña de acceso a mi cuenta de banco (NIP)

3)      Olvido el nombre de una persona que conocí hace un año

4)      No recuerdo la dirección de mi casa

5)      No recuerdo el teléfono de mi casa

6)      Cometo el mismo error que cometí el día de ayer

7)      No sé para qué era éste cuestionario

8)      No sé cómo me llamo

9)      Estudié inglés durante más de un año y ahora no puedo entenderlo ni hablarlo

10)  Estudié mi carrera durante más de cuatro años y no recuerdo ni los temas básicos

11)  Confundo los nombres de mis hijos

12)  Anoto en papeles mis tareas para el día de mañana

13)  Cuando estoy haciendo algo difícil me molesta que me distraigan

14)  No puedo hacer más de una cosa al mismo tiempo

15)  No sé dónde vivo

16)  Me equivoco al decir el nombre de la empresa u organización para la que trabajo

17)  No recuerdo el nombre de la película que fui a ver el fin de semana pasado

18)  No recuerdo qué equipo ganó la temporada anterior

19)  Desconozco el nombre de mi vecino más cercano

20)  No recuerdo el segundo apellido de mi jefe

21)  No recuerdo el segundo apellido de mi subalterno

 Como se podrá observar, las preguntas del test corresponden a distintas etapas de la inmediatez, entre las que se aprecian los rangos bajos (menores a diez minutos), los rangos medios (hasta un año) y los rangos altos (superiores a un año).

 Como complemento, a los sujetos evaluados, se les aplicó el Test IQ europeo, del cual se obtiene la siguiente gráfica:

Conclusión: Existe una relación directamente proporcional entre el grado de inmediatez y el coeficiente intelectual; no asociado al nivel socioeconómico ni al género ni a la edad.

Conclusión 2: Póngase a la brevedad a tomar conciencia de su entorno. No sea estúpido y aprenda de los errores del pasado. El que no conoce su historia está condenado a repetirla. No mame, lea más, infórmese y dedique tiempo a pensar. No sea huevón; tal conducta no le dejará nada bueno. 

viernes, 23 de enero de 2009

Una entrevista de poca madre

No mencionaré su nombre. Tampoco la organización que dirige. Pero me permito comentar la historia que viví. No alcanzo a comprender como es que gente tan pendeja llega a puestos tan altos ni como les permitimos que sigan llegando a tales niveles.

El asunto es que tuve una entrevista técnica con un proveedor fuera de mi oficina. Había un par de personas más cuando llegó el personaje en cuestión. Sin saludar a nadie, prestando únicamente atención a su teléfono celular de última generación, escuchó con cara de "apúrense que mi tiempo es oro" las explicaciones que se le daban. 

Su primera reacción fue descalificar. Estoy seguro que no entendió una palabra de lo que se le decía, pero descalificó. Eso le salió perfecto. El proveedor se puso rojo. Volteó al celular que vibraba y contestó una llamada. Salió de la habitación. Regresó al cabo de tres minutos con una cara de "bueno... ¿y luego?". Siguió la retahila técnica y de pronto: una amenaza.

La dirigió a la persona equivocada. Corrigió. Otra amenaza. Ahora sí atinó. 

Siguió sin entender hasta que dijo que sí, aunque amenazó con despedir a alguien si no funcionaba la cosa. Dijo algo medianamente congruente en todo el tiempo que duró la entrevista y se fue sin despedirse.

La moraleja del asunto es: No importa cuanto cueste la cosa. No importa para que sirva la cosa. El asunto es aprovechar cualquier mínima oportunidad para revalidar su tambaleante autoridad mediante la amenaza. No importa el conocimiento técnico ni administrativo. Las decisiones se toman con las nalgas. No hay planeación alguna. 

Por eso estamos como estamos. ¿Pero de quién es la culpa? De nosotros por permitirlo. 

Historias como estas se repiten por todos lados, excepto en mi oficina, claro.

domingo, 18 de enero de 2009

Vean al sol, el primero

A unos cinco minutos en auto de la casa de ustedes (así se dice en México al referirse a la casa propia) está el Bosque de Tláhuac. Ayer me di una vuelta en el momento perfecto: entre las once y las catorce horas. Después de una mañana gélida –a la que estamos los chilangos desacostumbrados-, pude ir a un safari botánico con los pequeños. La idea sonaba aburrida, pero pronto tornóse divertida, al encontrar las instalaciones casi vacías y con un mínimo de gente recorriendo el bosque. 

Tuvimos oportunidad de caminar alrededor de dos horas buscando plantas, hojas y raíces de distintas formas. En realidad gocé mucho el paseo. No había prisa; el clima era agradable y estaba yo bien acompañado. 

El motivo de la reflexión que les quiero compartir es el siguiente: Se encuentran tan cerca de nosotros satisfactores tan simples de acceder y tan completos en lo que nos brindan como los que les acabo de describir. 

Ya Jodorowsky en su “Cabaret místico” cuenta el siguiente cuento:

A un buscador de la verdad le cuentan que existen flores que brillan tanto como el sol. Comienza infructuosamente a buscarlas. Se le convierten en una obsesión. Durante años recorre el planeta rastreando esas luminosas flores sin encontrar ninguna. Decepcionado, convencido de que no existen, se sienta al borde de un camino con la decisión de ayunar hasta morir de hambre. Al cabo de unos días ve pasar a un viejo campesino llevando en sus brazos un enorme ramo de flores que brillan tanto como el sol. Asombrado, le pregunta:

-Dígame, buen hombre, ¿Cómo puede usted encontrar tantas de estas flores cuando yo, a pesar de haber recorrido el mundo entero, nunca las vi?

-Muy fácil –responde el viejo-: por la mañana, apenas me despierto, miro fijamente al sol. Luego, veo estas flores por todas partes.

De allí que resulte tanto más sencillo modificarse uno mismo que modificar al entorno que nos rodea.

Sé que no es fácil la tarea. Viene inmediato a mi mente el trabajo que ocupa mis entresemanas, en donde el difícil ambiente laboral opaca el sol continuamente, pero hay elementos suficientes para verlo a través de las nubes de polvo y niebla densa, gris y oscura.

Aprovecho para comentar mi intento de ingreso a la prestigiosa revista electrónica “Ampolla Cerebral”. A ver qué tal me va. Léanme allí próximamente.

domingo, 11 de enero de 2009

Las siete leyes de la Torta

La Torta es una persona. Corrijo: es un miembro del género humano. No se conoce su verdadera identidad, pero está allí. Puede ser tu suegra, tu vecino o vecina, tu esposa o esposo, tu compañera o compañero de trabajo. Se denomina Torta porque tiene forma de torta, cara de torta o nalgas de torta. Puede tener características como las que se describen a continuación. Son enunciativas más no limitativas.

1.- La única forma de establecer la verdad absoluta sobre cualquier tema consiste en repetir insistentemente "ahí está" sin escuchar lo que el interlocutor dice.
2.- Cuando se trata de situaciones en que debería privar la civilidad o el bien de terceros, primero yo, luego yo y después yo. Si sobra algo de tiempo, pues yo.
3.- La razón de existir de la Torta es llevar la contraria. Es capaz de atentar contra la Torta misma con tal de llevarte la contraria.
4.- Para la Torta no hay nada más terrible que admitir que uno se ha equivocado. Bueno, sí hay algo bastante más nefasto: pedir disculpas.
5.- El valor estético de la Torta consiste en el amontonamiento. Le gusta ir a lugares donde hay mucha gente, le gustan los enormes montones de trastos sucios, de ropa sucia, de basura, etc.
6.- La torta es bastante elemental: reacciona mediante el hígado, el estómago o el sexo. Casi no usa la neocorteza.
7.- La única forma de poder tratar con una torta es entenderla. No puede escucharte, no puede razonar, no puede negociar, no concede nada. Sólo pide, exige y se enoja. Compréndela; recuerda que la Torta no pidió nacer ni estar donde está. Tu le das el valor del cual se apropia rápidamente.

Cuidado. Mucho cuidado. La tortez es una cualidad altamente contagiosa.

sábado, 3 de enero de 2009

El Hablador de Vargas Llosa

Siempre me he considerado un asiduo lector de Mario Vargas Llosa. Desde mi adolescencia cuando cayó a mis manos "La tía Julia y el escribidor" me encantó su prosa llana, de fácil lectura, altamente intimista y con un denominador común que le reconozco en unas seis o siete novelas que le he leído: la amazonia peruana.

Carajo que dan ganas de adentrarse en los húmedos y selváticos territorios de Madre de Dios y dominados por el Urubamba, hasta los mosquitos se sienten.

Acabo de terminar -y de heredar a mi hija Rocío, lectora en ciernes-, la novela "El Hablador" y como las anteriores, me encantó. Se trata de una obra en contrapunto. La vida de Saúl Zuratas "Mascarita" como le llaman por su enorme lunar morado que le oblitera media cara, machiguenga por convicción y judío por biología, es una obra maestra. Nos muestra lo que al final todos queremos hacer: lanzarnos de cabeza a lo que queremos con toda el alma. Ni más ni menos.

Saúl vive hasta terminada la universidad en Lima, y vacaciona donde los machiguengas, incursionando de tal manera dentro de la vida y la mitología de ésta interesante etnia nómada del amazonas, hasta convertirse en uno de ellos. La liga que le retiene con el mundo criollo es su anciano padre, que al morir, le libera de su ya pesada carga. Abandona todo -si, todo- y se vuelca al mundo machiguenga y no como un miembro cualquiera, sino como un "hablador", figura en la que se combina el cantar de gestas, el noticiero, el maestro y hasta el sacerdote.

Amén de la descripción de la novela, que les invito que lean, quiero destacar el hecho que me cautivó y que repito: durante determinados períodos de la vida de una persona, se enfrenta a decisiones que confrontan el genuino gusto o pasión por algo con valores éticos, morales o tabús establecidos. Sé de propia mano y de cercanos míos que en un alto grado se opta por la segunda alternativa. La cultura alienada en que vivimos nos educa en una ética agachona, sumisa, fácil de manejar y de mínimo cambio. Ésto no significa que sea lo más adecuado para alguien específico. Saúl Zuratas se entrega al mundo machiguenga a sabiendas de lo que hará, del rol que jugará dentro de su sociedad y se entrega al papel con tal perfección y conocimiento de causa, que los mismos machiguengas lo consideran uno de ellos sin vacilación.

En resumen: para mi juicio es muy destacable la forma de hacer las cosas. Trascenderá de igual forma un profesor, un atleta, un padre de familia, un artista, un político o un comerciante.

Muestra Gastronómica en Xalapa


Les contaré que pasé mis vacaciones (la mayor parte de ellas) en la Ciudad de Xalapa-Enríquez, capital del Estado de Veracruz, escuchando por todos los medios posibles (radio, televisión, periódicos, espectaculares, folletos) propaganda del “Tío Fide”. Vaya que tiene dinero el Gobierno del Estado. Me enteré que recortó y en muchos casos nulificó períodos vacacionales para entregar la flamante 3ª parte de su trinqueteado Plan de Desarrollo. Se nota por ésta acción que planea bien las cosas.

Sin embargo, no les importunaré con tales estupideces. Les contaré de una de las experiencias allí vividas. Caminaba por una de sus empinadas calles, a la hora en que arrecia el hambre, cuando de pronto vi una muestra de la gastronomía xalapeña: “periquito al vino” el platillo vale 85 pesos por si les interesa. Lo pueden degustar en Av. Revolución, Colonia Centro, Xalapa, Ver. (Cerca de la veterinaria). Es un platillo extremadamente delicioso, puede ser al vino tinto o blanco, recomendándose ampliamente éste último por ser el periquito carne blanca.

Saludos.

 
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