Que increíble fuerza de la naturaleza es la necedad. Detrás de ella hay otras problemáticas, como un conflicto no resuelto con la autoridad, con la figura paterna. También hay resistencia al cambio, por ende: inseguridad. No nos vayan a quitar el coto de poder, la fuente de la misérrima quincena, el que te hagan tu cafecito por las mañanas una persona que gana aún menos que tú y que está más insegura todavía que tú. No vayas a perder ese pequeño enclave de ansias no satisfechas (coitus interruptus) cuando te dicen "jefe(a)". Uuuuy qué miedo, ¿verdad?.
Por esas razones, a las que se adhieren y se apelmazan las ya próximas compras navideñas, eres capaz de todo: de mentir y de mentirte, de trabajar horas extras en los intríngulis de la intriga y de la grilla, de la lisonja y del ardid. De generar lealtades pasajeras, haciendo favores para después cobrarlos cuando llegue el momento. De entretejerlas en complicados documentos incriminatorios que nadie leerá......
De lo general a lo particular. Vaya qué hay mezquindad. Sale a la luz desde su agujero el topo, que cavó durante meses.
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