Ya no vivo donde vivía, ni con quien vivía para empezar; aunque los cambios más intensos han surgido de mi interior.
Ahora pude ver que uno siembra lo que cosecha. Lo he hecho. He afrontado la responsabilidad de mis actos y aunque ha sido durísimo, lo peor ya pasó.
Encontré a un excelente amigo que no sabía que tenía. Me encontré a mi mismo y aun estoy en proceso de conocimiento.
Refrendé varias amistades y me apoyé en mis hijos, que siempre me han dado lo mejor de sí mismos y de los que me siento profundamente orgulloso. Una muestra más de la reciprocidad en la vida.
En fin. No entraré en detalles, pero quería compartirles que -como decía Kalimán- "estamos vivos y éso es una victoria".